Mis palabras de amor no son mías: te pertenecen.
Mis palabras de amor no nacen de mí: nacen de ti.
Yo no podría admirar las estrellas reflejadas en los lagos, ni escuchar los cánticos del céfiro, ni aspirar el perfume de las risas, si tú no fueras esos astros y esas canciones y ese dulce aroma.
Mis palabras de amor son nubes en el cielo de tu voz.
Mis palabras de amor son las caricias que en tu rostro, dan forma a mis manos.
Yo no quiero, ni puedo arrepentirme de eso, ni deseo cambiarlo, ni podría, y si pudiera cambiarlo, no querría.
¿Qué otros cometas puedo desear que tus cabellos? ¿Qué otro firmamento puedo desear, que el de tu ser? Yo no te cambiaría por nadie.
Si digo que eres la fuente de mis dichas, si digo que al verte encuentro mi destino, es porque contigo soy dueño de las sonrisas y de los mapas, porque contigo soy el viento, porque mi lira no podría dar otra música de vida, que la tuya.
Mis palabras de amor, son tú.
Mis palabras de amor no nacen de mí: nacen de ti.
Yo no podría admirar las estrellas reflejadas en los lagos, ni escuchar los cánticos del céfiro, ni aspirar el perfume de las risas, si tú no fueras esos astros y esas canciones y ese dulce aroma.
Mis palabras de amor son nubes en el cielo de tu voz.
Mis palabras de amor son las caricias que en tu rostro, dan forma a mis manos.
Yo no quiero, ni puedo arrepentirme de eso, ni deseo cambiarlo, ni podría, y si pudiera cambiarlo, no querría.
¿Qué otros cometas puedo desear que tus cabellos? ¿Qué otro firmamento puedo desear, que el de tu ser? Yo no te cambiaría por nadie.
Si digo que eres la fuente de mis dichas, si digo que al verte encuentro mi destino, es porque contigo soy dueño de las sonrisas y de los mapas, porque contigo soy el viento, porque mi lira no podría dar otra música de vida, que la tuya.
Mis palabras de amor, son tú.