13 mayo 2010

PESE A TODO

Plata, yo no tengo un Oro que valga para ti. Y aun así, aunque nuestra noche de bodas tenga por lecho a la soledad, aunque nuestro brindis sea en la copa de los adioses y el vino nupcial esté tocado por un dejo amargo, aun así, a pesar de todos los nuncas, a pesar de las palabras que me debes, a pesar de los perdones que todavía yo he de darte, a pesar de que por el cielo has de explicarme por qué me has olvidado, a pesar de que perdón has de pedirme por la noche en que te fuiste, por no haberme querido retener tú tienes conmigo las deudas de nuestra pasión, y me las debes en el mismo castillo donde nos amamos, y habrás de reponerme uno a uno cada segundo de tu ausencia, pese a mis lágrimas, a mi ira, a mis preguntas, en ese castillo pese a todo yo te espero, vida mía, ¡yo te espero para que me des todo aquello que me debes...!